Carta de despedida

Una noche de primavera se encontraron dos viejos amigos. A pesar detener años de no verse, el reencuentro no fue muy agradable. Al principio no se reconocian y hasta se llegaron a rechazar. Tal vez por el miedo de aceptarse nuevamente, pero lo que hasta ese momento no sabian ni uno de los dos era que al paso de las horas volverian a ser uno y que al menos por un dia o unas horas se verian de cerca como solian verse años atras. Esa noche nos volvimos a encontrar la depresion y yo.

Con la ayuda de la trova urbana de Armando Palomas se unieron recordando los momentos del pasado. Recordando aquellas ocaciones donde se desconocia el significado EMO, aquel tiempo en que yo era el principal exponente de la depresion. Al paso del tiempo llegaron las preguntas de porque nosotros, amigos inseparables, llegamos al punto del odio y quienes fueron los que lograron esa separacion. Y la conclusion resulto en muy pocos nombres, aquellas personas que incluso llegaon a ayudar a que esta union nunca se volviera a dar. Pero no quedo ahi, recordamos los momentos en que esta pareja se convirtio en trio y cuarteto, cuando solo habia separacion de mi cuerpo y mis sentimientos cuando entraban el alcohol y el tabaco. Los reclamos tambien se hicieron presentes cuando a la mente llegaron los momentos en que aquella gente contraria a esta amistad se vio undida en la desepcion por los actos que, muchas veces intencionados, les causaron daño.

Todo empezo a cambiar cuando mi amiga depresion comenzo a decir adios, pero era más parecido a un hasta luego...

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